Cuando pensamos en una cena romántica imaginamos un lugar que encandile con su belleza, de luz tenue y buena y delicada cocina, con una original propuesta integral para sorprender. O de todo esto junto a la vez, si fuera posible.
Este es un repaso por restaurantes cordobeses que cumplen con una o con todas esas premisas, siempre ordenados alfabéticamente, dentro y fuera de la ciudad capital.
- Fusco. Laplace 5712. Villa Belgrano. La noche de Fusco (jueves a sábados) tiene luces de velas, lo cual es un punto a favor. Presenta una cocina excelente a cargo del chef Miguel Escalante y, además, buena música para estar cómodos y sentirnos como en casa, tal como le gusta decir a sus propietarios. La carta (productos regionales y de estación) cambia todos los meses pero algo que nunca cambia es el "Rojito", un trago riquísimo que no falla, y que se elabora con Campari, granita de naranja y hojas de menta. Se comparte y enamora. Reservas al (0351) 589-1814.
- La Guarida. Los Terrones 1008, Capilla del Monte. El hotel gourmet a cargo de la familia Schiraldi es casi exclusivo además de ideal para parejas. Las habitaciones tienen jacuzzi doble, camas King y sábanas que invitan a dormir. Y cuando llega el momento de alimentarse, el chef espera en el petit restaurant con su carta cantada y su inigualable simpatía. Les pregunta uno por uno a los comensales qué quieren comer y él ejecuta con noble maestría. Se recomienda: bife de chorizo con salsa de la huerta y suflé de calabaza. Teléfono (03548) 48-2920 y (03548) 156-32283.
- La Tramontana. Ruta 38 Km 89.5. Capilla del Monte. Trabaja a la perfección en tándem con La Guarida. Está a pocos kilómetros de Capilla del Monte, al final de un camino de tierra que lleva a la ladera norte del cerro Uritorco. Allí está este hermoso rancho del siglo 18, refaccionado para un encuentro gourmet, con Pavarotti de fondo. Entrada: carpaccio o torre de trucha. Plato principal: trucha con salsas increíbles. Postre: espuma de limón. Todo lo demás, no importa. O sí, un paseo por la laguna azul del complejo es una buena alternativa antes de tomar el té. Teléfonos (03548) 156-35603 y (03548) 156-35049.
- La Revolución. 27 de Abril 633, Centro. Llegar a un restaurante y que los nombres de los platos de la carta de la "cocina mestiza" se llamen El Entrevero de Quesos, Los Ravioles Acaudillados y que las ensaladas lleven el nombre de revoluciones –Mayo, Julio y Octubre–, ya es una visita para encandilar a nuestra/o acompañante. Linda casona, hermosa decoración, buenos platos, mejores precios, es un clásico con un concepto por detrás, que hay que conocer por el bien del amor y el buen gusto. Teléfono (0351) 428-0190.
- Mirá Silvina. Mirador de Villa Silvina, Salsipuedes. Siempre llevar "a lo oscuro" a alguien fue efectivo a la hora del amor, pero es mucho más si más allá de la oscuridad está Mirá Silvina, un restó de montaña con una gran decoración rústica y una vista increíble a la ciudad de Córdoba. Ideal para disfrutar de un vinito rosado, luz tenue y bruschettas, corderos, canelones de molleja de cabrito y parfaits de naranja. No puede fallar. Reservas al (0351) 153-928885.
- Novecento. Deán Funes 33. Centro. Una salida romántica de mediodía es un punto a favor. Cortar a las 13 y cancelar la agenda de la tarde siempre es especial. Entonces, mientras nos acomodamos en una de las mesas ubicadas dentro del cabildo histórico de la ciudad y pensamos en todo el trabajo acumulado que vamos a tener al día siguiente, ya nada tiene sentido más que amar. Y comer. Primero, la panera (una de las mejores de la ciudad) y luego los platos preciosos del chef Agustín Gil, que siempre sorprende con alguna de las sugerencias diarias. Teléfono (0351) 423-0660.
- San Honorato. 25 de Mayo y Pringles. Ir al restaurante más top de la ciudad es garantía de que algo va a pasar. Primero, vamos a tener una gran cena, en un lugar tan diferente del resto que cuando uno llega y ordena los platos es invitado a la cava del subsuelo, para charlar, picar y tomar algo con el dueño. Que un limoncito en conserva por acá, que un honguito confitado por allá, con un vinito en la mano, hasta que llega el mozo y te avisa que tus platos están listos. Si no te casás después de ir a San Honorato, estuviste haciendo mal las cosas antes de entrar. Teléfono (0351) 453-5252.
- San Leonardo. Lozano y Costanera. Agua de Oro. Una salida sorprendente, serrana y a pocos minutos de la ciudad. San Leonardo es ideal para un golpe de efecto inmediato, para dejar boquiabierto a nuestra/o acompañante con una casona remodelada, con un museo de antigüedades espectacular y con un salón de ensueños que alberga a una cocina creativa y sabrosa. Ideal para un jueves a la noche, con menos de una hora de viaje estamos en otro lugar que además, es diferente a todo lo conocido. Reservas al (03525) 49-3660 y (0351) 153-973168.
- Sibaris. Buenos Aires 214. En la misma sintonía de San Honorato por buena cocina, elegancia y atención 10 puntos. Sibaris es otro de los restaurantes top de la ciudad, y tiene el plus de estar ubicado a pocos metros de la plaza San Martín, frente la iglesia de San Francisco, en una remodelada calle Buenos Aires que es una pinturita para los turistas. Paisaje urbano y cocina regional de la mano del chef más reconocido de la provincia: Roal Zuzulich. Si después de ir a Sibaris no concretamos, es porque nunca hubo nada entre los dos. Teléfono (0351) 425-4477 y 155-188540.
- Rocamadour. Recta Martinoli 5631. Villa Belgrano. Glamour, noche, música electrónica, cocina nikkei (peruano japonesa). Si a tu pareja le gustan todas esas cosas por separado, cuando las tenga todas juntas en el mismo lugar no lo va a poder creer. Y existen, están todas en este restó que conjuga esos componentes para hacerte pasar una noche de aquellas, a puro "champein" y palitos chinos. Sushi, carpaccio de ternera o de salmón con salsas orientales, langostinos crocantes, son algunas de las palabras claves de su menú degustación. No falla. Teléfono (03543) 44-3279.
Bonus track
Chori del Dante/Luisito. Parque Sarmiento. Cuando hay feeling con la otra persona, da igual dónde estamos sentados. Puede ser en un hotel cinco estrellas con tenedores de plata o en un banco del Parque Sarmiento comiendo un chori a la luz de la luna, y el lazo entre las dos miradas va a seguir intacto y hasta podría intensificarse (es más que probable). Un pan, un chorizo, chimichurri y listo. Lo demás, sobra.